Lo que nos cura se vá, siempre se vá, lo que nos cura se vá. Se queda un rato, nos mima, nos miente, y después se vá. Siempre ésta pata de palo, fue más zorra que mi corazón, y así quedamos
fulanos de nadie. Y está jodido mojarle, una oreja a la soledad.
Llename el vaso, precioso, y brindemos, por lo que nunca se vá.