24 de junio de 2015

Y vuelvo a escribir. Vuelvo a escribir porque me siento feliz. Feliz de amar. Amar todos los días. Amar de esta manera que, de una forma u otra, me mantiene de pie. Me levanto temprano de un salto para amarte. Camino y pienso en amarte. Y no quiero perder oportunidad de decirte que te amo. De una manera irracional. Porque pasan mil cosas, me hiciste sentir un millón de veces feliz y un millón de veces triste, y te amo igual. Con ganas. Fuerte. Te amo sonriendo. Te amo y no espero nada, porque no se si esto de amarte todo el día me daría tiempo de vivir con vos. Pero prefiero amarte. Y podes tratarme de la manera más cruel, o de la más linda, que yo voy a seguir amando así, y por eso digo que es irracional. Porque nadie lo entiende. Así lo elijo. Estoy amándote de la manera más pura y leal que conozco, y lo más lindo es que lo hago sin intenciones. Lo hago por que quiero. Por el simple hecho de que yo quiero amarte porque me hace sentir plena. Amo tu piel. Tu abrazo. Tu mente. Tu pecho. Tu voz. Amo tu cama. Amo mi cama si estás vos. Amo los fines de semana enteros bajo las sábanas frías. Amo las escapadas. Amo tu mano cuando aprieta la mía. Amo tus ataques de amarme todo el día. Amo tu forma de mirarme. Amo verte cuando no sabes que hacer y amo verte cuando tenes todo decidido. Amo tu firmeza y tu debilidad. Amo tu brutalidad y toda tu sexualidad. Amo mirarte. Por Dios, cómo amo mirarte!